...al final de calle Caupolicán hay dos leones de bronce, vigilando la salida sur... pero como el metal se paga bien en las chatarrerías, a uno ya le robaron la cola... entonces, algún iluminado ejecutó la típica reparación "a la chilena": ahora luce cola de cemento y hace bueno el dicho que dice "Más vale ser cabeza de ratón que cola de león"
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